martes, 12 de agosto de 2008

Desvergüenza e incultura.


El Señor Alcalde de Viveiro, Roel Rivas, acusa, tacha y llama demagogos a sus vecinos; a sus votantes, y acaso a todo aquel que tiene mediana sensibilidad política. Sus exabruptos en la política local llegan a su máximo exponente cuando de cultura se trata. Lo que este alcalde considera cultura sólo tiene como base fiesta, fiesta y más fiesta; llegando a considerar la Navidad o la Semana Santa temporaditas festivas en las cuales se lucirá de cara al público. Sabido es de todos que la bien merecida medalla de oro a Maricarmen Chipe, y a Bágoas; no es otra cosa que un autobombo para este alcalde. Lamentable es que venga el Ministro de Cultura y que no se le pida nada. O que el Cronista Oficial ande disfrazado, por las calles, de Carlos V, o más bien de turista angoleño; tanto como hubiera de quejarse en la prensa de la falta de que el Ayuntamiento le encargase algún trabajillo, o le solicitase sus servicios, que para algo estaba. Y, es que, claro, uno es autoridad, que decía Julio García Morrazo.

Pues bien, ese Cronista Oficial, y yo lo he oído en su discurso de toma de posesión, en el Nemesio (para os que somos de Viveiro de toda a vida), pidió, en alta voz, un auditorio para Viveiro. Lo pidió con todas las letras. El pueblo de Viveiro lo pidió el domingo en la Mostra, a vista de todos los que nos mojábamos, y no parte del público. EL PÚBLICO. Se pidió también en las Alpuxarradas de hace dos años, por parte de los Alpuxarreiros, y el Teatro (que tiene goteras, a todo esto) se vino abajo en un largo aplauso de aprobación a tal petición. Y Viveiro pide y necesita, con urgencia, un buen auditorio, para el invierno y para el verano, como se demuestra en la masiva afluencia de público a los eventos que se realizan, no por parte del Ayuntamiento, que el no actúa, sino por parte de Vivarienses de toda clase.

Muchos hemos sido los que nos felicitamos por que el Concello hubiese adquirido el palco. Es funcional, es lo cierto. Pero no nos hemos felicitado tanto cuando el Concello adquirió la mamarrachada de las gradas, que afean, tanto o más que el Concello nuevo, nuestra bella Plaza Mayor. Viveiro no es cuestrión que cubra sus plazas, ni que aluda el señor alcalde a etapas políticas pasadas, en la búsqueda de justificación para sus actos. El encanto de las Plazas Públicas es que estén descubiertas en Verano, para las fiestas, y no toldadas (esto no es Naseiro, señor alcalde). Si las plazas no se pueden cerrar, como se hizo en el pasado, tampoco se pueden cubrir, como se pretende hacer. Las Gradas parecen ser el paso previo. Esos mamotretos metálicos y horrorosos, hasta peligrosos, me atrevería a decir, puestos en la Plaza durante dos largos meses, impidiendo el paso al Concello, y para más inri, que el Alcalde pretendía, segundo sus palabras, bajar hasta el cantón de Abajo de la Plaza, para que la gente pudiese contemplar las procesiones muy a su sabor, bolsa de pipas en mano, y posaderas en tabla de palo. Fue un acierto no hacer tal, y llevar las gradas a otros sitios menos gravosos. Pero desmerecían lo suyo, y eso no me lo negarán.

Pues bien, dice el señor alcalde: no hay auditorio para 2500 personas. ¡Pues claro que no! Ni para esas ni para una. Simplemente no hay auditorio. Pero para que el atento lector se recree un poco:

«Algunos ayer (el domingo, en la Mostra) solicitaban un auditorio. Es demagogia pura y dura. No hay auditorio posible para albergar a 2.500 personas. Primero criticaban el escenario y luego las gradas. Hemos dignificado las fiestas», declaró Roel.

En La Voz del martes. Es bochornoso que un alcalde tilde a sus vecinos de demagogos, mostrando una insolencia propia de un dictadorzuelo de poca monta. Aparte de pretender hacer que los vivarienses seamos tontos. Cualquiera sabe que el Auditorio del Palacio de Congresos de Santiago tiene 3000 plazas; el Auditorio Nacional, 3500; el Auditorio de la Ópera de París, 2700 (no es muy grande); el Aula Magna de la Facultad de Derecho de la Complutense (tampoco es muy grande en tamaño, casi como el Teatro) 700. Y hablamos de butacas, no de graderíos. ¿Cuantas sillas hay en la plaza? No más de 1600. Imposible, por cuestión de espacio. ¿Y en las gradas caben 900 personas más? ¿Soportan esas gradas un peso de 54 toneladas, que es lo que pesarían, a bulto, 900 personas? Si se puede hacer un auditorio para 2500 personas, y para más plazas también. Lo que pasa es que, por cualquier obscuro motivo, el alcalde prefiere entoldar la Plaza. Motivo, que como todo, acabará saliendo a la luz. El proyecto existe, por lo que sabemos, y también sus proyectistas, por lo que se sabrá todo algún día.
Este alcalde ha ido perdiendo el pudor poco a poco, logrando que en el Ayuntamiento haya clima premindoniense (los presupuestos del Concello, y los gastos en fiestas son un cachondeo). La última del señor alcalde ha sido insultar a los vecinos. Ha caído demasiado bajo, señor Roel.